Con esta frase, el escritor del siglo de oro Lope de Vega quería referirse a las promesas que hacemos de palabra en el amor, que no se ven correspondidas con actos amorosos.
Mi madre de una forma más castiza me lo decía siempre con un “mucho te quiero perrito, pero pan poquito”
Porque pensamos, sentimos, pero lo que realmente habla de nosotros son nuestros actos, los únicos que cambian de verdad nuestra realidad.
Decimos que voy a hacer algo y no lo hago: “No volveré a gritarte” ,“voy a hacer deporte y perder peso”, “el próximo trimestre trabajaré mucho más y sacaré mejores notas”, “no volveré a mentirte”, …
Son compromisos y promesas. Muchas veces las expresamos para que no nos presionen y nos dejen tranquilos. En otras ocasiones nos creemos sinceramente nuestro propósito. Es más, a veces sólo el hecho de decirlo es un modo de autoengaño porque nuestra mente cree que ya lo estamos haciendo.
Sea como sea, cuando esos propósitos, cargados muchas veces de deseo y emoción no se cumplen, nos decepcionamos y decepcionamos a los que han confiado en nuestra palabra.
Los mayores solían decir que hay que tener palabra, que es algo como decir, si lo piensas y lo dices, lo tienes que cumplir.
Oímos mucho últimamente : “ no voy a ser capaz de hacer eso”, “ cuando me sienta mejor o más motivado empezaré a hacer…”, “quiero encontrar motivación..”,
Nos estamos volviendo cada vez más mentales, damos, en mi opinión, una importancia desmedida a tener pensamientos y emociones positivas. Creemos que debemos estar siempre motivados, con ganas, sin temores, con seguridad, sin vergüenza, etc para hacer las cosas…
En la magnífica película de Montxo Armendáriz “ secretos del corazón”, una madre animaba a su hijo a afronar algo que le aterraba con esta frase : “ el secreto de los valientes es que nunca dicen que tienen miedo”. Y yo añadiría, éste es el secreto de los seguros, de los que tienen confianza en sí mismos, de los que tienen autocontrol, etc.
Obras son amores. Hacer, afrontar, asumir que en muchos momentos nuestros pensamientos y nuestras emociones no nos ayudan. Actuar, hacer, enfrentarnos a nuestras limitaciones y miedos es lo que de verdad nos cambia..